lunes, 30 de julio de 2018

Venezolano del siglo XXI

La Humanidad ha hecho avances tecnológicos, científicos y de bienestar social que le han permitido en este siglo despreocuparse de algunos problemas cuyas soluciones hace dos siglos eran importantes y parte central de la existencia: buscar combustible para cocinar alimentos, acostarse a tempranas horas de la noche porque ya no se contaba con luz natural, transportar agua hasta la casa desde un pozo ubicado a cientos de metros… Las formas como el ser humano vivía y las formas como satisfacía sus necesidades eran parte de la cotidianidad; era, quizás para muchos, la razón de ser de levantarse todas las mañanas.
La Humanidad, entonces, ha dejado atrás el hallar nuevos modos de satisfacer estas necesidades fundamentales y esenciales para la vida, pues ya las ha cubierto, y se ha dedicado a atender otras cuestiones que, no obstante, seguirían haciendo más sencilla su vida. Así es la Humanidad: busca solventar problemas, lo que le permitiría al individuo hacer más llevaderos sus días y sus actividades. Así, hoy el ser humano puede transportarse en trenes cada vez más rápidos, hacer compras de víveres por Internet sin salir de casa u observar, desde el trabajo, a los hijos mientras juegan en casa. La vida del ser humano se disfruta, no se padece, y las personas cuentan con más tiempo para la convivencia social, para hacer deportes, para ver una obra de teatro. Pero también encuentra tiempo para producir, crear arte, tener nuevas ideas, reflexionar sobre su bienestar o sobre los nuevos problemas por resolver. Por esta razón, porque hay tiempo para ello, en el mundo del siglo XXI nos enteramos cada vez más de innovaciones, de nuevas formas de vivir y de disfrutar la vida.
Si nacer en este siglo es, aparentemente, una ventaja, ¿por qué entonces el venezolano no disfruta de todo ello? ¿Por qué se ha visto en la necesidad de preocuparse nuevamente por asuntos que la especie humana ya consideraba superadas? El venezolano que aún queda en su tierra se ha visto, de algún modo, impedido de sentirse un ser humano del siglo XXI, pues sus horas transcurren en una larga fila para comprar comida (y luego otra para pagarla), en una parada esperando un bus, al lado de innumerables personas que padecen la misma situación, en espera del gas doméstico, o aguardando la llegada de la electricidad para poder continuar con sus quehaceres.  
Si el venezolano de hoy ha tenido la suerte de vivir en este siglo, ¿por qué no gozar de todo aquello que la especie a la que pertenece ha alcanzado? El venezolano que ha emigrado no lo ha hecho tanto porque le desagraden los actores políticos que dirigen y deciden sobre el país. El venezolano que ha emigrado lo ha hecho porque necesita sentirse parte de esta era, precisa saber que puede cumplir sus propósitos individuales, y eso solo lo logra en una estructura social que se lo facilite y no lo obligue a ocupar la mayor parte de su tiempo en buscar la satisfacción de necesidades primarias, en as cuales otros seres humanos, en otras latitudes, ya no reparan.

El venezolano que emigró trabaja para ser parte de la Humanidad globalizada. El venezolano que se ha quedado, por su parte, está buscando comida, pero también la manera más eficaz y menos traumática de entender sus potencialidades, de curar esta enfermedad que lo angustia y, luego, de construir el entorno que merece por derecho histórico de nacer y crecer en el siglo XXI, un derecho que dejó que le quitaran, pero que ya ha comprendido que debe rescatar.  

lunes, 5 de mayo de 2014

Intersticios gramaticales (¿y semigramaticalizados?)

A la actividad social venezolana parece que la caracteriza el "futuro incierto": por más que planifiquemos, nunca estamos seguros de que nuestros objetivos se logren, porque la ejecución de nuestros planes siempre dependen de lo que ocurra en la plaza Bolívar, en Miraflores o en una central termoeléctrica de Oriente. Los imprevistos en Venezuela son una constante. Este modus vivendi es imperfecto, pero es el que tenemos, y debemos adaptarnos a ello, aun cuando estemos en total desacuerdo con ese boceto de sistema. Por ese muy extraño hervidero político-social-cultural tuve que interrumpir por un periodo largo, otra vez, la escritura a través de este medio. Pero como es importante retomar las tareas que nos permiten distraernos del entorno, vuelvo entonces a este, mi blog de Morfología y Sintaxis.

miércoles, 29 de enero de 2014

Otra vez mi pasatiempo lingüístico


Hoy uno de mis estudiantes me pidió una consulta para resolver dudas en los ejercicios de segmentación que mandé, y decidí escribir aquí sobre la resolución de dichos ejercicios, pues supongo que esas dudas que él me planteó se repiten en varios de mis estudiantes.

lunes, 20 de enero de 2014

En este mundo imperfecto los águilas también existen


Veo la fecha de mi última entrada y siento un poco de vergüenza, pues lo que me propuse como un ejercicio constante, se volvió a mitad de año en un trabajo que –debido a las circunstancias por las cuales los universitarios pasamos el año pasado– no tenía suficiente razón de ser (¿qué estudiante universitario iba a detenerse en un blog a leer peroratas sobre gramática cuando no había clases?).

viernes, 10 de mayo de 2013

Vamos a infinitivear





En las clases de Morfología esta semana, dado que intenté en lo posible condensar toda la información que pude sobre morfología verbal del español en sólo dos sesiones, se me olvidó comentarles a mis estudiantes cómo formamos, en esta lengua, nuevos verbos. 
Recordemos que el español tiene tres grupos paradigmáticos, regidos por las terminaciones de infinitivo:

domingo, 28 de abril de 2013

Problemas de género





Ayer encontré esta imagen en una página de Facebook y quise compartirla aquí, no para hacer ver que la gramática francesa carece de sentido, sino para probar la idea que yo tengo acerca del género gramatical: es lo más arbitrario que encontramos en las lenguas.

viernes, 26 de abril de 2013

Pasatiempo lingüístico







Veamos a continuación la segmentación de los ejercicios que no pude explicar en la última clase por falta de tiempo:

Torcer: [torc-] [-er]                    Torcedura: [torc-] [-edura]

Morder: [mord-] [-er]              Mordedura: [mord-] [-edura]

Añadir: [añad-] [-ir]                    Añadidura: [añad-] [-idura]